La lluvia golpeaba los
cristales, mansa y rítmicamente, como los zapatos del maestro al
recorrer el aula. La ventana se emborronaba, y el alumno apenas podía
reconocer la figura de los eucaliptos en el campo, allí afuera.
Dentro del aula, la iluminación era gris y opaca, y apenas permitía
leer los manuales de historia.
De forma que Jaime el
Conquistador, avanzando por la costa mediterránea, hasta llegar a
Murcia, parece completar la expansión cristiana, que ya Fernando III
de Castilla había extendido hasta la ciudad de Sevilla, e incluso
más allá. Pero en Granada resiste el musulmán, ocupando dicha
provincia, Málaga y Almería. Impedirá el Reino Nazarí la completa
cristianización de la Península hasta siglos más adelante.
Dejarán, eso sí, vestigios monumentales que darán cuenta de su
desarrollo, así como ilustrarán la medida del valor de los
conquistadores españoles, como la Alambrada...
La Alhambra, señor
Gutiérrez. Parece que usted no se aplica ni en leer ni en la
historia de España. Martínez, continúe. Martínez, estamos
esperando. Martínez, no querrá usted que molestemos al señor
director por su despiste. Continúe.
El alumno giró la
cabeza y se encontró con Martínez, sonrojado, buscando con los ojos
el punto de lectura. La lectura continuó. El alumno volvió a mirar
a través de la ventana. Los eucaliptos estaban allí, enmascarados
por la lluvia, balanceándose y ocultando el campo ancho y llano.
Abrid el libro por la
página setenta y siete. Mirad la descripción de la Alhambra. Como
veis, Kevin, por favor, es un complejo militar y palaciego. No,
Ahmed, no eran ciegos. Tenéis que buscar en vuestros portátiles
imágenes de la Alhambra. Cuando las encontréis, buscad aquellas que
representen los elementos explicados en la ilustración del libro.
Torre de la Vela, Kevin, por favor, murallas, zona militar,
habitaciones del palacio. Kevin, no te lo repito. Luego en grupos de
tres preparáis una presentación con las imágenes. Como siempre,
Kevin, tu no trabajas con Jonathan, ya te lo he dicho mil veces, haz
el favor.
Miró de nuevo por la
ventana. La lluvia y el viento parecían ensañarse con el eucalipto.
Un único solar sin construir sobrevivía entre hileras de
unifamiliares y viviendas de protección oficial. Absorto durante un
momento, le pareció escuchar de nuevo a Don Evelio bramando. Señor
Llorente, si no atiende a la lectura, jamás entenderá el legado
Nazarí. No, Alba, no. La Alhambra no tiene nada que ver con el
Nazaré de la profesora de religión. Kevin, me vas a obligar a
ponerte un parte, para de una vez.
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